La tecnología ha avanzado considerablemente en
los últimos años, modificando muchas de nuestras actividades cotidianas,
afectando en forma directa las prácticas educativas tras el desarrollo e
implementación de nuevos recursos y materiales didácticos, y en forma indirecta
al estar presente en la vida de nuestros alumnos, pues es común verlos hoy en
día manejando gran cantidad de dispositivos móviles, algunos incluso dentro del
aula, lo que nos plantea las siguientes preguntas:
¿Qué competencia representa para la autoridad del maestro?
El avance tecnológico no debería representar un
desafío o competencia para la autoridad del maestro, siempre y cuando éste se
mantenga actualizado en cuanto a su dominio, para que en su lugar dicho
progreso sea sinónimo de nuevas prácticas educativas, y le permita desarrollar
nuevas estrategias para generar ambientes de aprendizaje. En otras palabras, si
la Educación avanza junto con la tecnología, deberán hacerlo dodos sus actores,
incluyendo la institución, los docentes y los alumnos.
¿Qué atributos positivos tienen estas tecnologías?
El principal atributo positivo que puede tener
la implementación de dispositivos móviles en la educación es la ampliación de
la comunicación que puede efectuarse a través de ellos, permitiendo a los
participantes acceder al curso y sus actividades casi en cualquier lugar y
momento, complementándolo con la posibilidad de ingresar a medios de
comunicación sincrónicos como el chat y videoconferencias, y asincrónicos como
el correo electrónico y los blogs (Pérez, 2005), favoreciendo la interacción
entre maestros y estudiantes (Fernández, 2009).
Por otro lado, esta pregunta pudo ser contestada
de forma muy diferente hace poco más de cinco años, pues en ese tiempo se han
desarrollado aplicaciones móviles denominadas “Apps” para casi cualquier tarea
o área del conocimiento, incluyendo aquellos sobre los que se desarrolla una
línea educativa, como las ciencias, la medicina por dar algunos ejemplos,
mismas que le dan un toque interactivo, e incluso divertido a la actividad
docente.
¿Cómo se le podría sacar más provecho en un sentido curricular?
Dentro de la planeación educativa se deben
considerar diferentes aspectos, entre ellos las principales características de
los estudiantes, por lo que tras un estudio al respecto se podría considerar la
implementación de estos dispositivos móviles en aquellos casos que el contexto
lo permita, siempre y cuando esta empate directamente con los objetivos de
aprendizaje. Por otro lado, esto puede significar un nuevo rubro para la
innovación educativa, buscando dotar de acceso a este tipo de tecnología a las
instituciones que no cuenten con ello.
¿Cuáles serían las mejores pedagogías para su inserción en actividades
escolares?
Un modelo educativo centrado en el estudiante
puede verse enormemente favorecido tras la implementación con fines pedagógicos
de teléfonos móviles inteligentes (Smartphones), así como de otros instrumentos
tecnológicos modernos como los Tablet y Netbooks, considerando que en este
sistema es el alumno quien experimenta y analiza las situaciones que se les
presentan, teniendo en todo momento la tutoría de su maestro, tomando el papel
de orientador y facilitador del aprendizaje (Heredia y Romero, 2007), tomando en
cuenta también como se ve incrementada la posibilidad de comunicación entre
ellos.
¿Desde qué paradigma de la psicología se podrían diseñar estas
pedagogías?
Desde el paradigma sociocultural la computadora
y los dispositivos móviles son entendidos como artefactos que permiten crear
diferentes contextos de interacción, los favorecen a los ambientes de
aprendizaje en los cuales el alumno, a través de su papel activo y analítico,
puede apropiarse de nuevos conocimientos (Fernández, 2009).
¿Los teléfonos celulares promoverían habilidades descontextualizadas o
prácticas situadas?
La utilización de dispositivos móviles permite a
los alumnos desarrollar habilidades asociadas a la participación social, así
como pueden realizarse alrededor de la computadora (Fernández, 2009),
considerando que estos instrumentos tecnológicos amplían las posibilidades de
un ordenador, llevando al máximo el concepto de portabilidad y flexibilidad. Es
a través de la interacción efectuada que se pueden llevar a cabo prácticas
situadas, en donde además se deberán tomar en cuenta factores como el contexto
de cada participante, así como el fin educativo que se le de al uso del móvil.
¿Cómo se podrían estudiar este tipo de fenómenos?
Al representar una práctica situada, este tipo
de fenómenos pueden analizarse desde un nivel social, correspondiente a la
interacción dialógica entre los individuos, a través de la cual se desarrolla
conocimiento, así como en un nivel social al tomar en cuenta la participación
aplicada en un marco instruccional en contextos específicos (Férnandez, 2009),
es decir, pueden estudiarse tanto en su uso comunicativo, como en la
utilización en áreas especificas del conocimiento, por ejemplo, el desarrollo
de apps educativas.
¿Con qué unidades de análisis?
El uso de dispositivos móviles con fines
pedagógicos puede estudiarse desde unidades de análisis como la palabra o
lenguaje, al considerar el contexto en el que la persona se desenvuelve, así
como la actividad humana, refiriéndose al uso de herramientas para alcanzar las
metas establecidas en el proceso, que es en este caso educativo (Fernández,
2009).
Referencias:
Fernández, J. (2009b).
Aprendiendo a escribir juntos: Multimodalidad, conocimiento y discurso. Monterrey:
Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO / Universidad Autónoma de
Nuevo León.
Fernández, J. (2009).
Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la
psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco,
Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación
Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Heredia, Y. y Romero, M.
(2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y
realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología
Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs.
53-75). México: Limusa.
Pérez, C., et al.
(2005). Educación abierta y a distancia: Experiencias y perspectivas.
Guadalajara, México: UDG Virtual.