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lunes, 23 de abril de 2012

¿De qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?

El avance tecnológico de los últimos años ha brindado al ámbito educativo nuevas herramientas, recursos y materiales didácticos, los cuales constituyen grandes innovaciones que nos han permitido ser más dinámicos y versátiles en nuestra labor; Sin embargo, para poder establecer adecuados ambientes de aprendizaje, y de esta manera alcanzar los objetivos comunes planteados dentro de cada proceso escolar, es necesario crear enlaces entre estos elementos, que justifiquen su accionar en dicha tarea.
La teoría sociocultural del aprendizaje desarrollada por Vygotsky forma parte imprescindible de este enlace, al analizar la manera en la que diferentes herramientas culturales funcionan como mediadores de la actividad intelectual dentro de los planos de participación social, para posteriormente formar parte del plano interpsicológico (Fernández, 2009). Tomando en cuenta los anterior, debemos comprender que nuestros alumnos interactúan día a día no sólo dentro de uno, sino en diferentes contextos sociales (en la escuela, las redes sociales, su comunidad), y esto muchas veces es propiciado por la manipulación de estas nuevas herramientas tecnológicas, las cuales también pueden contribuir en la construcción nuevos aprendizaje si se les da un uso adecuado.
Al respecto, Dubois y Cortés (2005) argumentan que la tecnología no puede ser entendida si su análisis es aislado de los procesos de interacción social, y consideran la cultura como un sistema de transformación y desarrollo social, afirmando que los dispositivos electrónicos contemporáneos, así como las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), no deben ser percibidos únicamente como soportes técnicos de nuestras actividades cotidianas, pues representan nuevos lenguajes para el entendimiento humano, útiles para compartir experiencias de aprendizaje y así generar conocimientos.
Fernández (2009), desde el paradigma sociocultural, también explica que el aprendizaje es producto de participación social vinculado al uso de herramientas culturales, y es mediado por instrumentos. Wenger (2001) complementa la anterior afirmación argumentando que estamos viviendo una era con nuevos instrumentos y nuevos símbolos manipulables por los estudiantes. Anteriormente el Lenguaje era aprendido a través de las relaciones con las personas más cercanas, mediado por instrumentos y símbolos (como los caracteres propios a la escritura y sus sonidos); Hoy en día contamos con hipertextos, metadatos, audiolibros, videos, y gran gama de materiales audiovisuales, accesibles y manipulables a través de los ordenadores y la red, que obviamente amplían nuestras posibilidades.
Hasta este punto hemos justificado el uso de herramientas tecnológicas dentro del marco del proceso enseñanza-aprendizaje, sin embargo, la sociedad ha cambiado junto con sus necesidades, dando origen a nuevas prácticas de la actividad humana, como la creación de comunidades de práctica apoyadas en las infraestructuras de red dotadas por las TIC, dónde sus miembros interactúan para compartir sus ideas y experiencias acerca de un tema de interés común, propiciando en aquellos casos más productivos, ambientes propicios para un aprendizaje colaborativo (Wenger, 1998 en López, 2010).
Las comunidades de práctica virtuales están presentes frecuentemente en redes sociales que visitan las personas con fines en común, sin embargo, al potencializar el alcance de la interacción social apoyada en tecnología, surgen nuevas metodologías de educación, como el Blended-Learning o aprendizaje híbrido (Mortera, 2007), que combina las prácticas escolares convencionales con el trabajo a distancia basado generalmente en plataformas e-learning, las cuales posibilitan el establecimiento de comunicación bidireccional y multidireccional, tanto sincrónica como asincrónica (Boneu, 2007).
Por otro lado, el Mobile-Learning (Aprendizaje móvil), basa por completo su estructura dentro de estas plataformas, apoyado en el avance de redes de comunicación y soporte de archivos que permite llevar la interacción social y el estudio casi a cualquier lugar, y en cualquier momento desde un dispositivo móvil como un smatphone, un Tablet o una notebook.
Claramente son realmente interesantes todas las ventajas que han ofrecido las TIC en la educación, pero ¿Cómo justificamos su accionar desde una perspectiva sociocultural en las comunidades virtuales?, de acuerdo con Burgos (2007), a través de estas herramientas es posible establecer complejos ambientes de aprendizaje , en los cuales se pretende estimular la participación y colaboración de de distintos modos, y por lo tanto es posible la reconstrucción del contexto con base en esa interacción.
Evidentemente no es lo mismo participar socialmente en un sistema presencial que en uno a distancia, por lo cual es necesario adoptar modelos de enseñanza-aprendizaje que permitan atender a la gran diversidad de participantes en estas comunidades virtuales propiciadas en sistemas híbridos y combinados, pues al tener las redes un alcance global, es casi inimaginable la una gran cantidad de culturas que entran en contacto cuando sus miembros puedan tener un fin pedagógico didáctico común.
La solución es dotada por un modelo centrado en el estudiante (Alanís, 2007), el cual es incluso funcional en modelos tradicionales, pues también se enfoca en las características y necesidades, cognitivas y psicológicas de los alumnos (Heredia y Romero, 2007), quienes dejan de ser simples espectadores y receptores de información, para que el maestro abandone también su papel de emisor de la misma, y trabajen en conjunto en la construcción guiada de conocimientos (Fernández y Silveyra, 2010).
Tomando en consideración todo lo anterior, podemos concluir que para diseñar actividades pedagógicas que puedan ser mediadas por instrumentos proporcionados por la tecnología digital, debemos establecer enlaces entre los objetivos comunes a alcanzar, las interacciones y eventos comunicativos que nos permitan evaluar paulatinamente el avance en la construcción de conocimientos, y las características y necesidades específicas de nuestros estudiantes, y así crear ambientes de aprendizaje de calidad, independientemente de la modalidad educativa (presencial o a distancia) en la que nos desempeñemos.
Por su parte las instituciones deberán dotar la infraestructura y el espacio adecuado para llevar a cabo estas prácticas pedagógicas, pudiendo elevar su oferta educativa y ampliarse a nuevos horizontes al incursionar en comunidades virtuales, seleccionando equipos de docentes y expertos en cada temática que se responsabilicen en la elaboración de programas académicos eficientes y eficaces.
No es una tarea sencilla, incluso la adopción de estas herramientas sugieren la adaptación de todos los actores en una innovación educativa, dónde en cada caso será necesario llevar a cabo una investigación previa, pues para que dicho proceso tenga éxito, se deben contemplar factores como los costos, beneficios y acoplamiento de todos los usuarios (Alanís, 2010), pues como indica Brunner (2000), Desde la percepción de las personas y las asociaciones civiles, la educación no sólo es uno de los bienes sociales más preciados, pues esta representa el medio más potente para alcanzar el bienestar individual y colectivo.

Referencias:
Alanís, M. (2007). ¿Hacia dónde nos dirigimos? Evolución de la tecnología y sus efectos en las organizaciones. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 107-123). México: Limusa
Boneu, J. (2007). Plataformas abiertas de e-learning para el soporte de contenidos educativos abiertos. Revista de Universidad y Conocimiento.4 (1), 36-47. Disponible: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/780/78040109.pdf
Brunner, J. (2000). Globalización y el futuro de la educación: tendencias, desafíos, estrategias, Seminario sobre Prospectivas de la Educación en América Latina y el Caribe y Séptima Reunión del Comité Regional Intergubernamental del Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe. (pp. 1-38). Chile: UNESCO.
Burgos J. (2007). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En A. Lozano Rodríguez, & B. A. Vladimir, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 241-276). México: Limusa.
Dubois, A. y Cortés, J. (2005) Nuevas Tecnologías de la Comunicación para el Desarrollo Humano. Bilbao, España. Heoga, Disponible en línea: http://colombiadigital.net/newcd/component/docman/doc_details/227-nuevas-tecnologias-de-la-comunicacion-para-el-desarrollo-humano
Fernández, J. (2009). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Fernández, J. y Silveyra M.(2010). Disciplinary knowledge and gesturing in communicative events: a comparative study between lessons using Interactive Whiteboards and Traditional Whiteboards in Mexican schools. Technology,
Heredia E, y Romero M. (2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la Persona: Compromisos y realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J.V. Burgos Aguilar.
López, J. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Mortera, F. (2007). El aprendizaje híbrido o combinado (Blended Learning): Acompañamiento tecnológico en las aulas del siglo XXI. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la persona (págs. 125 - 156). México: Limusa.
Wenger, E. (2001). Comunidades de Práctica: Aprendizaje, Significado e Identidad. Barcelona: Paidós.